La enfermedad de Chagas o Tripanosomiasis Americana, es una parasitosis causad por el Trypanosoma cruzi.
Se adquiere por el contacto con las heces de un insecto conocido con el nombre de “Chinche Besucona u Hocicona”, “vinchuca” o “barbeiro”; que se alimenta de sangre humana a traves de su picadura. También puede contagiarse de madre a hijo (transmisión materno fetal) y por la donación de sangre o trasplante de un órgano desde una persona infectada a una sana. Es endémica en algunas partes de México, especialmente en zonas rurales donde las casas tienen techos de teja o paja; que favorecen el crecimiento y anidamiento del insecto.
El parásito ingresa al cuerpo humano a través de la herida que deja la chinche al picar, o por el contacto de las heces de la chince con las mucosas como las conjuntivas. Se introduce en la sangre e ingresa a las células que le son más afines; ahí se replica y va infectando nuevas células en un lento proceso de replicación e invasión de nuevas células del tejido.
La enfermedad tiene dos fases:
La fase aguda, inmediata o cercana al momento de la inoculación, cuando el parásito toda transita en la sangre, en que la persona tiene síntomas leves como fiebre, edema de la zona donde se inoculó y dura poco tiempo (semanas a pocos meses).
Una vez que la fase aguda termina, comienza la llamada fase crónica, que puede durar años y ser totalmente asintomática; pero en el 20 a 30% de los pacientes desarrolla síntomas como arritmias (trastornos del ritmo cardiaco como latidos adicionales y fuera del ritmo normal del corazón) que puede causar síncopes o muerte súbita; dilatación seera del corazón que debilita considerablemente al músculo cardiaco y le impide bombear correctamente la santre y/o dilatación de algunos segmentos intenstinales como el esófgalo o el colon, causando dificultades para comer o evacuar.
El diagnóstico se hace con pruebas de laboratorio en sangre (en la fase aguda se busca al parásito en la sangre y en la crónica se buscan anticuerpos contra el parásito) y estos estudios deben hacerse siempre que se tenga la sospecha de la enfemedad porque el paciente viva en una zona endémica y/o porque tenga manigestaciones cardiacas o digestivas sugestivas.
El tratamiento en la fase aguda es rrelativamente simple con antiparasitarios específicos que administran los infectólogos y/o parasitólogos clínicos. El manejo de la fase crónica es mucho más complejo y requiere el trabajo interdisciplinario de cardiólogos, arritmiólogos, gastroenterólogos e infectólogos.